Una noche murió la madre del doctor Martín. Suele ocurrir que una muerte cercana llama a otras más alejada en el tiempo.
Las enfermedades y agonías de los compañeros y amigos son revividos por el personal de guardia en sus conversaciones mientras gotean las horas en el estar.
Siempre alguien resucita un matiz diferente que aviva el interés por las ausencias harto conocidas por todos. Una celadora recordó a Rita, la enfermera fallecida por leucemia mieloide que según decían su fantasma rondaba durante las noches en la tercera.
¡ Fantástico¡ pensé, por fin tenía un tema interesante para las historietas del diarío.
Tímidamente pregunté más detalles de las apariciones del fantasma. La llegada de una urgencia terminó con mis pesquisas. Esta noche apenas pude esbozar unas líneas.
Rita era una enfermera, hija única, morena y bajita, "muy poca cosa, pero sí una gran profesional." Una de las personas que la había visto era Sonsoles de quirófanos.
En todo el centro se estaba instalando un sistema de prevención de incendios. Los pasillos lucían carteles rojiblancos dando instrucciones de salida y cajas acristaladas con plegadas mangueras y muchos extintores de negros mangos, solos o en pareja , colgados esperaban su momento.
Según Sonsoles, la primera aparición tuvo lugar el mismo día del fallecimiento de Rita. Estaba ingresada en su planta donde trabajaba desde la inaguración del hospital. A medianoche se presentó en el office solicitando un zumo de fruta y avisando que el paciente del 31 tenía el timbre roto.
Segunda le sirvió el zumo y acompaño hasta la puerta de la habitación contigua. Estaban dormidos, paciente y familiar, dió la luz viendo la bolsa del suero vacía. El timbre efectivamente no funcionaba. Cambió el suero al sorprendido eenfermo. Después de dirigió donde Rita para darle las gracias. Entró en silencio, la tenue luz del pasillo apenas le dejaba ver la silueta del vaso de zumo en la mesilla. Élla parecía dormida. Al acercarse, la leve rigidez de su sonrisa confirmó su temor, una mano inerte y fría caia de la cama. Había muerto.
Casualmente, la Dirección después de que diferentes personas afirmaran"..
que hacía las 3 de la mañana una joven con bata y cofia blanca salía de la habitación 333 empujando un ligero carro, repartiendo por toda la planta la medicación a los enfermos."
Mandaron cerrar la planta.Unos meses más tarde fue la primera en reformarse.A partir de entonces sólo se utilizaba para estancias cortas post quirúrgicas.
Quería encontrar otras pruebas de las apariciones. Entonces comenzaron los sueños , un gran incendio, inmenso fuego, denso humo y desgarradores gritos de dolor me despertaban.
El cadáver de Rita, cenizas en forma humana, corría despavorida por todos los pasillos y salas del Complejo Sanitario. Los nuevos letreros se derretían, los extintores graznando de pánico huían al vuelo convertidos en gansos. El fantasma lloraba y lloraba ovaladas lágrimas rojas, no de sangre sino de fuego.
Tuve miedo de seguir esta narración que me estaba trastornando.
Estuve muchos días y noches dando vueltas a esta historia. ¿Cómo iba a presentarme ante la Dirección, diciendo que Rita, la enfermera en sueños nos avisaba del peligro de un incendio?
y ¿si no hacía caso?.. y ocurría el siniestro. ¿Cuántas posibles muertes caerían sobre mi conciencia? ¿Qué hacer?
¡ y pensar que no creía en los fantasmas.¡
Las enfermedades y agonías de los compañeros y amigos son revividos por el personal de guardia en sus conversaciones mientras gotean las horas en el estar.
Siempre alguien resucita un matiz diferente que aviva el interés por las ausencias harto conocidas por todos. Una celadora recordó a Rita, la enfermera fallecida por leucemia mieloide que según decían su fantasma rondaba durante las noches en la tercera.
¡ Fantástico¡ pensé, por fin tenía un tema interesante para las historietas del diarío.
Tímidamente pregunté más detalles de las apariciones del fantasma. La llegada de una urgencia terminó con mis pesquisas. Esta noche apenas pude esbozar unas líneas.
Rita era una enfermera, hija única, morena y bajita, "muy poca cosa, pero sí una gran profesional." Una de las personas que la había visto era Sonsoles de quirófanos.
En todo el centro se estaba instalando un sistema de prevención de incendios. Los pasillos lucían carteles rojiblancos dando instrucciones de salida y cajas acristaladas con plegadas mangueras y muchos extintores de negros mangos, solos o en pareja , colgados esperaban su momento.
Según Sonsoles, la primera aparición tuvo lugar el mismo día del fallecimiento de Rita. Estaba ingresada en su planta donde trabajaba desde la inaguración del hospital. A medianoche se presentó en el office solicitando un zumo de fruta y avisando que el paciente del 31 tenía el timbre roto.
Segunda le sirvió el zumo y acompaño hasta la puerta de la habitación contigua. Estaban dormidos, paciente y familiar, dió la luz viendo la bolsa del suero vacía. El timbre efectivamente no funcionaba. Cambió el suero al sorprendido eenfermo. Después de dirigió donde Rita para darle las gracias. Entró en silencio, la tenue luz del pasillo apenas le dejaba ver la silueta del vaso de zumo en la mesilla. Élla parecía dormida. Al acercarse, la leve rigidez de su sonrisa confirmó su temor, una mano inerte y fría caia de la cama. Había muerto.
Casualmente, la Dirección después de que diferentes personas afirmaran"..
que hacía las 3 de la mañana una joven con bata y cofia blanca salía de la habitación 333 empujando un ligero carro, repartiendo por toda la planta la medicación a los enfermos."
Mandaron cerrar la planta.Unos meses más tarde fue la primera en reformarse.A partir de entonces sólo se utilizaba para estancias cortas post quirúrgicas.
Quería encontrar otras pruebas de las apariciones. Entonces comenzaron los sueños , un gran incendio, inmenso fuego, denso humo y desgarradores gritos de dolor me despertaban.
El cadáver de Rita, cenizas en forma humana, corría despavorida por todos los pasillos y salas del Complejo Sanitario. Los nuevos letreros se derretían, los extintores graznando de pánico huían al vuelo convertidos en gansos. El fantasma lloraba y lloraba ovaladas lágrimas rojas, no de sangre sino de fuego.
Tuve miedo de seguir esta narración que me estaba trastornando.
Estuve muchos días y noches dando vueltas a esta historia. ¿Cómo iba a presentarme ante la Dirección, diciendo que Rita, la enfermera en sueños nos avisaba del peligro de un incendio?
y ¿si no hacía caso?.. y ocurría el siniestro. ¿Cuántas posibles muertes caerían sobre mi conciencia? ¿Qué hacer?
¡ y pensar que no creía en los fantasmas.¡
PETRAVILA
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